El lunes 6 de junio a las 18, la reconocida escritora Inés Garland formará parte de la apertura virtual de las Jornadas "La literatura y la escuela", que se trasmitirá por el canal de YouTube de la ONG Jitanjáfora. Dos de sus novelas más aclamadas por la crítica y por los jóvenes lectores son "Los ojos de la noche" y "Piedra, papel o tijera".
Por María José Troglia (*)
“Los ojos de la noche”
El planteo que presenta esta novela tiene muchos ingredientes para hacerla interesante: el viaje, las amigas, el surgimiento y la reinvención del amor, la complejidad de los vínculos, la convivencia, los laberintos de la sexualidad, el suspenso, la aventura, las tradiciones culturales.
Un grupo de chicas (dos hermanas y dos amigas de la mayor) salen de campamento hacia el sur. Los paisajes patagónicos irán atravesando con su belleza pero también con su fuerza incontrolable los conflictos que viven las chicas y los que vivieron otros personajes, engarzados con ellas por el descubrimiento de lo novedoso, por la aventura de conocer a alguien, pero también por la memoria, por lo que se dice a regañadientes o no se dice y también por la escritura.
La protagonista de la novela, Dalila, lleva en sus manos el poder de darle fuerza a la historia y va tramando entre la evocación de su propia vida juvenil y lo que rasguña de la historia de otros a los que acaba de conocer, un universo nuevo, extraño. Tharo, un chico de ascendencia mapuche-alemana concentra estas contradicciones y estos hallazgos.
La novela tiene muchos hilos de los que tirar para provocar la conversación. Por ejemplo, la secuencia muy explícita y detallada de la doma de un caballo que pone en escena el sometimiento del animal y la obediencia, para pensar en las otras formas de dominación: las de las mujeres de esta historia, atrapadas por sus parejas o por sus padres, en formas de sujeción y de violencia que las hacen perderse a sí mismas.
El pasado turbio y silenciado, el presente intenso de develamientos de verdades y de descubrimiento donde las subjetividades se tensionan y un futuro incierto pero prometedor se expresan a través de formas muy personales de decir y -ésta es una potencia de la novela- a través de la escritura: diarios, cartas, notas, postales, envíos para pedir ayuda, para denunciar, para tratar de decir lo que es tan difícil, para dar a entender. El universo femenino queda entrampado en la imposibilidad de expresar lo que desea, lo que ya no quiere y la escritura funciona como un catalizador. Por eso, ésta es una invitación a los jóvenes lectores a explorar las posibilidades de la escritura, más allá de la trama.
La novela empieza con una joven perdida en un bosque y recorre un itinerario en sus 155 páginas que nos enseña una salida, ni definitiva ni cerrada, pero reparadora y posible, lo que no es poco.
“Piedra, papel o tijera”
Piedra, papel o tijera de Inés Garland, Buenos Aires, Santillana (Loqueleo), 2018. 187 páginas.
Si el título de esta novela convoca al juego compartido, a mostrar la mano, a la expansión gestual, su tapa, en cambio, presenta la imagen de una niña o una joven replegada, con la cara oculta entre los brazos cruzados, no hay mirada, no hay manos que jueguen, no hay identidad que se pueda reconocer más que por un cabello rubio largo. Y esa puede ser una buena imagen para empezar a hablar de este libro. La historia juega un poco -como “Piedra, papel o tijera”- a anticipar lo que vendrá, a robarle al otro el gesto futuro para poder ganar algo. En este mundo de los niños que empiezan a ser jóvenes hay muchos gestos que ligan y otros que separan. Manos que se dan y otras que se esconden, allí donde se terminan los códigos comunes, los gestos cómplices, porque crecemos o porque dejamos de entendernos. Y el tiempo siempre está ahí, como el río, para decir en sus idas y vueltas que las cosas no permanecen, que el tiempo de la infancia se acaba y el mundo golpea fuerte, aunque no se entienda el mensaje la mayoría de las veces y quedemos llenos de preguntas.
Alma es una niña casi joven que en sus visitas de fin de semana a su casa del Tigre construye un vínculo de amistad y amor con dos hermanos, sus vecinos. El mundo de la isla se expande para que otros personajes vayan tomando cuerpo (a veces unos cuerpos algo fantasmales, que aparecen y desaparecen con los vaivenes del agua) y por momentos se cierra, oprime, se pone triste y pesa. Los límites entre la vida isleña y lo que sucede en Buenos Aires no se diluyen, hay una marcada diferencia entre los espacios, los tiempos y las experiencias. Hasta que la búsqueda de explicaciones se hace tan imperiosa que los viajes a otros barrios y a otras realidades llevan a Alma a salir definitivamente de su zona segura, cosa que viene haciendo desde siempre para escapar del cerco de su conservadora familia.
La ciudad tanto como la isla pueden ser espacios de soledad y de incomprensión, donde los personajes se sienten desamparados o arrastrados por las fuerzas de la naturaleza tanto como por las fuerzas sociales, políticas, económicas y hasta por la muerte.
La novela aborda muchos temas y problemas, como la última dictadura cívico militar en Argentina así como el descubrimiento de la sexualidad, la amistad, las diferencias de clase y posición social, la asimetría entre los adultos y los chicos… pero lo más interesante que plantea es la posibilidad de la reparación, de la reconstrucción de las historias a partir de los hilos sueltos, de los restos, como si fueran las maderas que flotan en el río. Si hablamos de la identidad y lo atamos al contexto que refiere la historia esto es particularmente interesante.
Más allá de la cantidad de elementos que se pueden “trabajar” a partir de la lectura de la novela, porque los pone en escena y los reflexiona, la escritura de Garland es particularmente sensible, lleva al lector por aguas a veces turbulentas y a veces más conocidas, pero no lo deja indiferente porque siente que hay mucho por contar. “Piedra, papel o tijera -dijo-. Si perdés, me contás”.
XXII Jornadas “La literatura y la escuela”
Durante la semana del 6 al 11 de junio, se desarrollarán las jornadas de la ONG Jitanjáfora, destinadas a la promoción de la lectura, la escritura y la literatura. Este ya clásico evento para el mundo de las letras infantiles y juveniles está dirigido a docentes de todos los niveles, bibliotecarios, estudiantes de profesorados, especialistas, artistas plásticos, entre otros interesados, y tiene como principal objetivo construir un espacio de intercambio, de reflexión y de generación de nuevas ideas entre los distintos mediadores, animadores y promotores de la cultura.
Las invitadas confirmadas para la apertura -actividad abierta y gratuita que será transmitida en el canal de YouTube de Jitanjáfora el lunes 6 de junio a las 18- son Cecilia Pisos e Inés Garland. También se ofrecerán talleres -actividades aranceladas, con cupo y virtuales- con invitados especiales: Mariana Ruiz Johnson, Sandra Siemens y Hernán Casciari.
Toda la información acerca del evento, los enlaces para acceder a las actividades generales y otros datos de interés se encuentran en linktr.ee/jitanjafora
(*) Integrante de la ONG Jitanjáfora.